Rememorando el olvido

 

Autor: Ventura Morón.

Se puso delante del conocido paisaje.

Horizontal, el pincel buscaba la escala de los volúmenes, identificaba las sombras, limitaba las luces que brillaban ante sus ojos, que sedientos y en batida, cabalgaban inagotables los sueños como centauros iridiscentes.
Buscó en su paleta los colores, y se sumergió en ellos, buceando, aún más lejos, hasta donde no llegaban sus recuerdos.

Encontró a su madre sentada en el naranja. Con una sonrisa abierta, mecía ternuras
y un anacarado silencio.
Le dibujó sobre sus párpados unas pupilas doradas, y extendió la luz hasta el horizonte, de un solo trazo.

El sol salió entonces, y el azul iba aclarando su fondo,
como si le salieran alas.

Las tomó prestadas para llegar hasta la cima de las montañas. Su padre
dibujaba en su escarpado suelo algo parecido a unos brazos, tratando de abarcarlas.
Tomó el verde en su pincel,
y a sus manos les dio hojas, y con ellas, ya de roble, voz al viento.
Y escuchó su nombre.

Despegó en añiles y violetas, flotando, y de repente
tuvo frío.

Sacó del corazón su fuego. Con el rojo
trató de dar, con su calor, eternidad de sangre al paisaje, que ya anochecía, dejando tan solo enfrente del mismo
un lienzo en blanco, que en su centro,
parecía tener un punto infinito,
multicromático… sonreía,
¡lleno de ojos a su encuentro!