Un paseo gastronómico por Jordania

jordania_01Son muchas las personas reticentes a viajar a los países árabes en estos momentos, y son muchos más los que se muestran temerosos a la hora de ingerir algún alimento en esos lugares debido a la (supuesta) suciedad de los alimentos o a la (posible) contaminación bacteriológica de los mismos… Como siempre, lo primero que hay que hacer en estos casos es elegir correctamente el punto de destino (en contra de lo que muchos creen, Jordania es hoy día un país estable y pacífico, en el que se puede caminar por la calle sin problemas y donde no hay prácticamente delito alguno), y una vez allí, saber apreciar las garantías sanitarias del establecimiento en cuestión. Recién llegado de aquel país, puedo asegurar que todas las medidas sanitarias observadas en distintos lugares han sido más que correctas… y, si el lugar resulta un tanto sospechoso, conviene recordar que lo mejor es abstenerse de consumir en él productos no cocinados (ensaladas o verduras crudas) o frutas ya peladas o manipuladas en exceso (granada desgranada, o naranja en gajos, por ejemplo). Pero, como bien ya hemos dicho, esas precauciones no suelen ser necesarias en ninguno de los restaurantes, hoteles o buffets habitualmente frecuentados por los turistas…

jordania_02Dicho esto, y una vez en Jordania, podemos disfrutar tranquilamente de las especialidades locales: para empezar, y acompañándonos siempre de khobz o eish (el pan de allí, una especie de tortas huecas que están deliciosas bien calientes), degustemos una gran variedad de hummus (paté de varias clases, aunque los más comunes son los de garbanzos o los de berenjenas… un plato que no hay que juzgar hasta haberlo probado) o también de baba ghanoush (un plato de verduras asadas y ahumadas, deliciosamente crujientes). Después, como plato principal, el imprescindible plato típico jordano: el mansaf (cordero cocinado en salsa de yogur, acompañado con arroz y de sabor un tanto peculiar… en Occidente hay muchas personas no acostumbradas al yogur salado), aunque si se prefiere siempre habrá en la carta sabrosos platos de arroz que se pueden acompañar de fattayer o sambusek (empanadillas y pequeñas pastas rellenas con carne picada, queso o verduras), o si no, se puede optar también por el típico y omnipresente kebab (similar al que conocemos en Europa). Los típicos pasteles árabes de dátiles o pistachos (conviene recordar que la repostería árabe es siempre muy dulce), o también un plato de awama (una especie de buñuelos fritos bañados en almíbar), acompañados desde luego por un té con menta (también con mucho azúcar), rematarán una comida excelente que hará que el viajero se sienta más que complacido con la gastronomía local.

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Texto | Házael. Escritor